miércoles, 22 de abril de 2015

El error de la enseñanza actual en el Tai Chi Chuan.


El error de la enseñanza actual en el Tai Chi Chuan.
Hoy por hoy, nos encontramos con dos tipos de errores que, por lo general, se agravan por darse conjuntamente. Por un lado, nos sometemos a un entrenamiento global, donde todo el mundo quiere saberlo todo. Así, un alumno sin especial dedicación podrá conocer todas las formas de su estilo, y también múltiples sistemas de Chikung que llevan implícitos objetivos que no persigue ni de lejos. Es decir, intentará abarcar algo que no es posible conseguir sin una dedicación plena.

El segundo problema es que se descuida de forma dramática el entrenamiento básico, de manera que la práctica carece de cimientos que la consoliden. Esto constituye una lamentable pérdida de tiempo para el practicante, que, a pesar de sus esfuerzos, alcanza habilidades y logros muy limitados. Y aún es peor para el arte, que gradualmente va perdiendo calidad y profundidad, pues son pocos los que intentan escapar a esta tónica generalizada.

El error de la enseñanza actual en el Tai Chi Chuan.

Muchos maestros no son ajenos a este tipo de formación incorrecta, cuyo método de enseñanza es poco adaptable. Intentan a toda costa pasar la totalidad de su conocimiento a todos sus alumnos, con la esperanza puesta en que alguno de ellos sea capaz de tomar el testigo y continuar con la tarea de transmisión. Probablemente este compromiso debe seguir recayendo en unos pocos elegidos, tanto para lo bueno como para lo malo, disfrutando el resto de nosotros simplemente de las ventajas y no de sus complicaciones.Nuevas visiones del Tai Chi Chuan

Tai Chi Chikung, Tai Chi olímpico, Tai Chi marcial, Tai Chi para ancianos, Tai Chi para niños.... Los expertos de nuestros días crean nuevas especializaciones atendiendo a la demanda de una sociedad en constante cambio, donde surgen nuevas necesidades. Sin olvidar que el arte debería mantenerse lo más íntegro posible, tenemos que animar a quienes se vean capacitados para desarrollar estas especialidades. Hoy en día contamos con una serie de progresos en el campo de la medicina, la educación física, la psicología, etc., que antaño no existían y que ahora pueden ser utilizados.

Por ejemplo, si tomamos el trabajo de Chikung incluido en el Tai Chi Chuan, crearemos una selección de técnicas dirigidas a públicos muy determinados y con necesidades distintas. La práctica de Chikung orientada a los ancianos tendría como objetivo, sobre todo, paliar síntomas de enfermedades ya adquiridas y alcanzar la mejor calidad de vida posible. Para un grupo de mujeres que entran en la menopausia habría que centrarse en métodos que eviten la osteoporosis y que fortalezcan el sistema endocrino y hormonal. En un grupo de deportistas, programaremos ejercicios que incrementen su potencial físico.

Si contemplamos el trabajo marcial, la enseñanza de un ciudadano normal, que busca una cierta capacidad en defensa personal; será diferente que la de un soldado, que precisa técnicas más ofensivas; o un trabajador social, que además de pensar en su seguridad debe utilizar elementos para "calmar y mantener la calma" en situaciones tensas; o una persona con minusvalías, un competidor en torneos reglamentados, etc.

El error de la enseñanza actual en el Tai Chi Chuan.

Dentro de lo que ofrece el bagaje marcial del Tai Chi Chuan, unos buscarán soluciones efectivas pero simples, que les garanticen un cierto margen de seguridad sin salirse de la legalidad; otros, unas pocas técnicas de elevada contundencia, en las que prime la eficacia por encima de todo; otros deberán desarrollar su capacidad de neutralización; otros se centrarán en aquello que a pesar de sus limitaciones pueden realizar con corrección; y los deportistas se ejercitarán exclusivamente en aquellas técnicas que permitan las reglas y, entre ellas, desarrollarán las que les resulten más prácticas para obtener buenos resultados.

Si contemplamos el aspecto socializador del TCC, nuevamente tendremos que adaptar la práctica. Un grupo homogéneo en edades e intereses se lleva de una manera, un grupo heterogéneo de otra. Las personas con exceso de tiempo libre, como nuestros mayores y algunas amas de casa, necesitan un tipo de enfoque diferente del que daríamos a un grupo de chavales en un colegio, a un grupo de ejecutivos estresados, o a un grupo de jóvenes inadaptados con problemas de integración. Para esto, creo que la psicología tiene mucho que aportar.


Finalmente nos queda un grupo de practicantes muy específico, aquellos que se quieren dedicar al arte completo y por completo, que disponen de las suficientes ganas, tiempo y recursos. Para ellos, la cosa es simple; entrenamiento tradicional, comer amargo y olvidarse de cualquier facilidad o adaptación.

Antonio Leyva

jueves, 16 de abril de 2015

Yi Jin Jing

Yi Jin Jing

La leyenda atribuye a Boddhidharma o Damo, 28º Patriarca del Budismo Mahayana, la creación de ésta serie de 12 ejercicios muy fáciles de realizar que actúan sobre las fascias, músculos, tendones y huesos, aportando fortalecimiento a nivel físico, además de equilibrio energético que aporta calma emocional y mental. Boddhidharma, monje budista, viajó por toda China llevando con él los Tres Sutras para establecerse finalmente en el Templo de Shaolin en la provincia de Henan. Fue el fundador del Budismo Chan, más tarde conocido en Japón como Budismo Zen.
Cuenta la leyenda que Bodhidharma se pasó nueve años meditando en una cueva, y durante todo éste tiempo se dio cuenta que la falta de movimiento en su cuerpo durante las largas sesiones meditativas le causaban fatiga, dolor y enfermedad. Sus discípulos sufrían las mismas consecuencias y a menudo se quedaban dormidos mientras meditaban. Damo creó ésta serie de movimientos, basados en las posturas del Yoga Indio, en los ejercicios de movilización energética Taoista y en las propias observaciones sobre la motricidad de los animales, con el fin de que los monjes tuvieran un estado saludable. Damo, cuya leyenda también le atribuye la creación de las artes marciales chinas o wushu, junto a la entera comunidad monacal, practicaban ésta serie de ejercicios después de la meditación y antes de su entrenamiento marcial.
Los 12 ejercicios: Wei Tuo ofrece una ofrenda (I, II y III), Coger una estrella y cambiar la constelación, Estirar a 9 bueyes por la cola, Extender las palmas de la mano como la grulla blanca lo hace cuando despliega sus alas, Los nueve fantasmas esgrimen las espadas, Tres platos caen al suelo, El dragón negro muestra las garras, El tigre salta sobre la presa, Reverencia final para saludar y Mover la cola, son amplios, armoniosos y gráciles y ejercen un efecto terapéutico sobre las áreas osteomuscular y articular del aparato locomotor, ejerciendo además un efecto benéfico sobre los sistemas: respiratorio, nervioso, digestivo y cardiovascular.
La respiración es abodominal invertida y la fase de espiración coincide con el encadenamiento muscular, la torsión o la fuerza isométrica.
Los ejercicios son muy sencillos y fáciles de aprender e integran diversas técnicas de qigong como Tu Na (respiración) en la cual mediante la fonación del sonido “Jai” se contraen los músculos abdominales para asegurar la continuidad de la cadena muscular posterior en el movimiento “Tres platos caen al suelo”. También se utiliza la técnica de Tui Na (Automasaje) “Tocar el Tambor Celestial” para movilizar la energía original a través de “El Cojín de Jade” en el ejercicio “Reverencia final para saludar”.

lunes, 13 de abril de 2015

El abanico de combate.

El abanico de combate.

HISTORIA
El primer abanico de la historia de la humanidad nació en China, y sus orígenes son tan
antiguos que se mezclan con la leyenda.
Cuentan los chinos que hubo un época, ya muy lejana, en la cual las doncellas no podían
mostrar su rostro en público, al igual que en otras culturas orientales. Por esta razón,
cuando aparecían en presencia de personas ajenas a la familia, se cubrían el rostro con
una vistosa y ornamentada máscara.
La leyenda continúa diciendo que un gran mandarín dió una gran fiesta con innumerables
invitados en una calurosa noche de verano. Este alto funcionario imperial tenía una
bellísima hija llamada Kan Si, la cual, sofocada por el agobiante calor, se mostraba
inquieta, ya que de buena gana se quitaría la máscara que cubría su rostro para, así al
menos, airear su cara, pero las reglas sociales se lo impedían. Después de mucho pensar
llegó a una solución satisfactoria para todos, se desprendería de la máscara y se la
acercaría y alejaría rápidamente de su cara de forma que nadie le viera el rostro, con lo
que no violaba la norma social, pero también de forma que éste estuviera, por momentos,
aliviado de la máscara. Resueltamente optó por practicar lo pensado y comprobó que el
remedio era mucho mejor de lo que había supuesto, pues al batir el aire con la máscara, el
rostro recibía el aire desplazado y éste se refrescaba rápidamente.
En las siguientes jornadas Kan Si mandó fabricar los primeros y primitivos abanicos
rígidos, muy parecidos a los hoy llamados pay pay, ya que rígida era la máscara que le dió
la idea.
El abanico de combate.

Según los últimos estudios de los eruditos esta leyenda data de mediados de la dinastía
Chou (1122 255 a.JC), aunque otros sitúan el nacimiento de este primitivo abanico en
fechas posteriores. Sea como fuere, el descubrimiento de Kan Si se extendió rápidamente
por toda China y llegó un momento en que la costumbre de abanicarse sobrepasó las
fronteras chinas y se propagó por todo el mundo oriental.
Posteriormente se desarrolló en Japón el abanico plegable tal y como hoy lo conocemos, y
al que los japoneses llamaron sentsu.
Prontamente el sentsu se fundió con el sentir del pueblo japonés, de tal forma que se
podían contemplar abanicos tanto en los campos de arroz como en las casas de té o en las
representaciones de teatro Kabuki; y no lo usaban tan sólo para darse aire, sino que
crearon un complejo lenguaje con el movimiento del abanico para darse secretos
mensajes. También se usaban como adorno dentro de la casa, para lo cual se escogían los
más bellamente decorados.
El sentsu estaba constituido de diferentes varillas fabricadas de una madera de gran
calidad llamada hinoki. Cada abanico solía llevar un número determinado de varillas ya
que por el número de varillas se podía saber la importancia social del portador, pues a más
varillas mejor posición. El abanico con mayor número de varillas, treinta y nueve,
pertenecía a la emperatriz.
A pesar del éxito del abanico plegable, el abanico rígido no desapareció en Japón, pues se
siguió usando como estandarte y señal de autoridad por los militares de importancia.
Con posterioridad los japoneses idearon un abanico con el marco y las varillas de metal al
que llamaron tessen.

El nacimiento del tessen fue el resultado de la necesidad que tenía el samurai de saberse
protegido constantemente: en la antigüedad existía en Japón una costumbre social
impuesta, que decía que cuando un samurai era invitado a entrar en una casa debía dejar
en la entrada sus armas y sus sandalias; las sandalias se dejaban para no manchar el piso
de tatami, y las armas como símbolo de que el samurai confiaba en la buena disposición
de su anfitrión; la no observancia de esta regla equivalía a la perdida del honor. Cuando el
recién llegado penetraba en la estancia y era invitado a ponerse cómodo, éste se sentaba
arrodillado sobre los talones, dejaba el abanico plegado ante él, a unos treinta centímetros
de sus rodillas y paralelo a sus hombros, y hacía una inclinación de cuerpo y cabeza a
modo de reverencia en honor al dueño de la casa, poniendo las manos planas sobre el
tatami a ambos lados del abanico; de esta forma el invitado quedaba indefenso ante el
anfitrión, sin armas y en una posición incómoda. Si en ese momento el dueño de la casa
decidía atacar insidiosamente a su invitado, éste seguramente quedaría muerto ante sus
pies. El portar un abanico de hierro en esos instantes marcaba la diferencia entre la vida y
la muerte, ya que con él podía bloquear fácilmente los golpes de katana, e incluso atacar
con él.
No se sabe exactamente cuando nació el tessen pero indudablemente fue antes antes del
siglo X, ya que tanto el abanico cortesano, el sentsu, como el de combate, el tessen,
llegaron a China, a través de Corea, en la dinastía Sung (960 1.279 d.JC).
A su llegada a China, el abanico de metal se estilizó y perdió peso, pues el tessen japonés
El abanico de combate.llegaba a pesar entre kilo y kilo y medio de peso, con lo que su manejo era muy pesado y
lento, con golpes muy secos, al sentir japonés, mientras que el sentir chino antepone la
velocidad y los movimientos circulares y floridos a la pesadez y los golpes rectilíneos,
aunque estos tampoco se desdeñan.
A partir del tessen japonés se desarrolló el Gun Sen, o abanico corto de combate, y
el Seuih Sau Sinh o gran abanico de combate.
DESCRIPCIÓN
El Gun Sen y el Seuih Sau Sinh son prácticamente iguales, tan sólo se diferencian en el
tamaño, y en que en el caso de Seuih Sau Sinh, las varillas son de madera, tan sólo es
metálico el afilado extremo de las varillas.
El abanico chino de combate se compone de una serie de varillas de hierro, afiladas en su
punta, unidas por medio de dos piezas semicirculares de tela, seda o piel que la
emparedan; dichas varillas se aseguran en la cabeza con un pequeño clavo quedando
unidas de tal forma que pueden desplegarse o plegarse, abriéndose en semicírculo o
cerrándose formando una línea. En general, la primera y la última de las varillas tenían un
mayor grosor y cuerpo; a veces se afilaba el primer tercio de los bordes laterales
superiores de estas varillas extremas. Algunos abanicos especiales tenían la capacidad de
poder desprender algunas de las varillas para poder ser usadas como dardos, sin perder el
resto su eficacia.
Los expertos en el manejo del abanico de combate a veces usaban abanicos normales con
igual pericia y con tan buenos resultados como con los metálicos.
F. Javier Hernández Pérez