Entrevista
a Xu Guoliang
Luis Soldevila
En la cultura china la caligrafía es mucho más que una forma de
comunicación escrita. Se considera una de las manifestaciones artísticas más
complejas y refinadas, y al mismo tiempo más populares, ya que es habitual ver
caligrafías originales colgadas en las paredes y puertas de comercios, oficinas
y viviendas, incluso de las más humildes. Una caligrafía es una obra de arte al
alcance de cualquiera. Xu Guoliang comenta en esta entrevista los aspectos
internos de la práctica de la caligrafía y sus similitudes con el Taijiquan.
En China todo el mundo aprende las bases de la caligrafía en el colegio.
¿Qué fue lo que le impulsó a usted a seguir profundizando en su estudio y a
hacer de ella su medio de vida?
En todos los colegios de Shanghai se aprende caligrafía desde la enseñanza
primaria. Primero se hace con lápiz, y a partir de 3º de primaria se empieza a
usar el pincel. En China el aprendizaje de la escritura está muy relacionado
con el conocimiento del idioma, y saber escribir bien constituye una
herramienta muy útil. Pero si uno quiere ir más allá, entonces tiene que
iniciarse en el estudio de la caligrafía.
Cuando era muy joven vi una vez un modelo caligráfico que me impresionó
muy profundamente. Creo que fue entonces cuando me llegó la inspiración y tuve
el impulso de aprender de verdad caligrafía. Cuando empecé, su enseñanza no
estaba tan generalizada como ahora. Hace treinta o cuarenta años sólo se podía
aprender en determinadas instituciones para jóvenes, no como ahora, que su
estudio está muy popularizado. Después pude encontrar a dos grandes profesores,
Zhi Xu y Tian Ma Li, y continué mi formación con ellos. Actualmente llevo en el
camino de la caligrafía más de cuarenta años, y mi experiencia docente es de
algo más de veinticinco años.
Usted ha practicado Taijiquan. ¿Qué similitudes encuentra entre su práctica
y la de la caligrafía?
Lo importante en el Taijiquan es trabajar el interior, forjarlo. En este
sentido la caligrafía es otra forma de modelar el interior. Tanto en el
Taijiquan como en la caligrafía se requiere concentración y calma para poder
practicar correctamente. En ambos, los pies deben estar firmemente apoyados en
el suelo a fin de captar el qi de la tierra. Cuando se escribe caracteres muy
grandes se emplea la fuerza de la cintura y de la columna vertebral, como en
las artes internas. En ambas artes es necesario bajar los hombros, sentar los
codos y relajar las muñecas, aunque en caligrafía se levanta un poco el codo
derecho para poder escribir. Si se quiere utilizar bien la muñeca al trazar los
caracteres, necesitamos que el qi pueda recorrer todo el cuerpo de forma fluida
y que llegue desde el hombro hasta la punta de los dedos, imaginando que el qi
proviene de la coronilla y circula hasta la mano.
El Taijiquan pueder ser rápido o lento, relajado o vigoroso. Existen
cambios entre suavidad y fuerza, como en la caligrafía. Hay un antiguo
proverbio que dice: "En el movimiento, como un conejo; en la quietud, como
una dama recatada." Esto se puede aplicar tanto a la caligrafía como al
Taiji. Cuando un maestro de Taiji se mueve, su ataque es fulminante, como un
rayo, y al momento retorna a la inmovilidad, a la calma. En la caligrafía
prevalece la quietud, y sin embargo también hay momentos en los que el trazo
debe ser fuerte, rápido y decidido. Es necesario dominar los dos estados.
Otro aspecto importante es el ritmo. Existe una frase que dice: "la
caligrafía es música sin sonido y pintura sin color". Se debe tener muy en
cuenta el ritmo interno. Es como en la música, cuando se llega a un punto hay
quietud y en los trazos aumenta la velocidad. Hay que sentir el ritmo y
seguirlo. Cuando se escribe en estilo Zhuan es como si se tocase música clásica,
mientras que el estilo Cao es más parecido a la música moderna.
El Taijiquan se inspira en las enseñanzas del Dao De Jing, de Lao-tzu.
Este libro ha sido reproducido innumerables veces por los calígrafos en
diferentes épocas y con distintos estilos, incorporando a menudo su propia visión
del texto. Muchos practicantes tanto de taoísmo como de budismo son expertos
calígrafos, porque antiguamente sólo existía el pincel. Los estudiantes de
budismo y taoísmo tenían la obligación de copiar los textos antiguos y había
alumnos que, a falta de tinta, se mordían la lengua y proseguían la escritura con
su sangre. Y esto es literal, aún se conservan muchos documentos antiguos
escritos con sangre.La práctica del Taijiquan favorece la longevidad, y también
es un hecho conocido que a lo largo de la historia muchos calígrafos han vivido
hasta edades muy avanzadas. Supongo que es porque ambas artes proporcionan una
forma de equilibrio y de cultivo del interior a través de la concentración y el
movimiento suave.
Y por último, en el Taijiquan hay cinco estilos principales. Algunos son
más rápidos y otros más lentos, en unos los movimientos son más abiertos y en
otros más cerrados. En caligrafía, curiosamente, también es así.
¿Hace algún tipo de meditación antes de practicar?
En mi caso no. Pero al margen de cómo me pueda sentir, alegre, triste,
preocupado o molesto, en cuanto tomo el pincel mi mente se tranquiliza. Tras un
rato de práctica, me siento bien y en calma. Para mí el hecho mismo de escribir
es meditación, me proporciona paz y una forma de disfrute. Tengo la gran suerte
de que mi trabajo sea a la vez mi mayor afición.
El aprendizaje del Taijiquan exige grandes dosis de paciencia y
esfuerzo. ¿No ocurre lo mismo con la caligrafía?
Desde luego. Al principio del aprendizaje es frecuente que uno sufra
dolores en los brazos, porque no se manejan bien y hay una tensión innecesaria.
Los alumnos tienden a ponerse más nerviosos de lo que deberían y no tienen
suficiente control. Después de cierto tiempo se alcanza la relajación. En
Taijiquan encontramos la frase: "la aguja que se esconde dentro de la
lana". Se refiere a la combinación de lo suave y lo duro. Cuanto más
practiquemos Taijiquan más fluidos serán los movimientos y podremos encontrar
un equilibrio entre la tensión y la relajación. El calígrafo también tiene que
encontrar el equilibrio entre la relajación y la firmeza, y conseguirlo lleva
tiempo.
En la práctica de la espada de Taiji se dice que el arma es como una
prolongación del brazo y que debe haber sensibilidad a través de ella. ¿Ocurre
lo mismo con el pincel?
Cuanto más tiempo llevemos practicando, más se sentirá la presencia del
pincel como una extensión del propio cuerpo. Cuando esto ocurre, y cuando
aprendemos a percibir las cualidades del pincel, es posible notar la calidad
del papel, la densidad de la tinta, sentir el tiempo en que el pincel está en
contacto con el papel y también la altura a la que se encuentra. También es
posible saber qué cantidad de tinta tiene el pincel, factor que determina la
velocidad y el ritmo que hay que imprimir a la escritura. En esto, creo que
pincel y espada son muy parecidos, si se consideran una extensión de uno mismo.
¿Hay que sujetar el pincel con fuerza?
Sobre cómo tomar el pincel existe una metáfora. Es como si tomases un pájaro
vivo en la mano. Si lo sujetas demasiado flojo saldrá volando, y si lo aprietas
demasiado, lo matas.
Para poder escribir bien con el pincel hay que manejarlo con los dos
dedos más sensibles. Se dice que es como tocar el violín manejando el arco con
la punta de dos dedos. Es lógico, ya que en las yemas de los dedos hay un gran
número de terminaciones nerviosas.
En España cada vez hay un mayor interés por la cultura china. Si uno
quiere aprender caligrafía, ¿qué debe buscar... además de un buen profesor?
Los españoles tienen que hacer frente a una desventaja, que es el
desconocimiento del idioma. La caligrafía china es casi inseparable de lo que
son los caracteres en sí, de su significado y su composición, y aunque la
caligrafía de un poema sea correcta, si el autor no entiende lo que expresa, la
obra no puede estar completa. Por eso, el desconocimiento del idioma limita en
cierto modo el ritmo y la profundidad del aprendizaje. Sin embargo, dado el
creciente interés por la cultura y el idioma chinos en Occidente, estoy seguro
de que el interés por la caligrafía cada vez será mayor.
La caligrafía es un verdadero arte. Creo que difundirla es una tarea
necesaria y difícil, porque el camino que se recorre desde que te empieza a
atraer hasta que cruzas la puerta y comienzas a tener un cierto dominio del
pincel es muy largo. A medida que se va profundizando en ella, uno se da cuenta
de todo lo que aún le falta y eso le impulsa a seguir estudiando aún más, igual
que ocurre con el Taijiquan.
Tanto la pintura como la caligrafía china son joyas de nuestro arte, y
muchos de los progresos que ha habido en pintura y caligrafía se deben a los
estudiantes académicos. La caligrafía inspira belleza en las personas y su razón
de ser es la contemplación. Mis alumnos disfrutan enseñando sus obras, e
intentan que quienes las vean puedan sentir la belleza que contienen.






