martes, 11 de febrero de 2014

AUTOMASAJE CHINO


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Título original: Chinese Self massage
Autor: Erle Montaigue
Contenidos: descripción de la técnica de automasaje de Qi Gong

Todos los métodos de curación chinos hacen uso de la energía interna
denominada Ch’i o Qi. Para nosotros esta es una evidente fuerza o energía de vida
que controla nuestro bienestar interno. Más o menos cantidad de esta sustancia
maravillosa y estaremos bien o permaneceremos enfermos.
Una disminución gradual de Qi verá a un hombre robusto y joven
lentamente volverse un hombre decrépito y viejo como si su energía yang fuera
arrebatada al volverse mayor. La mayoría de las personas nunca sabrán cual es el
aspecto de alguien realmente saludable. De hecho, esperamos que nuestro aspecto
se quiebre en los años de envejecimiento por enfermar. Los chinos nos dicen que
no es así. Incluso cuando somos muy mayores y cuando el cuerpo no es capaz de
moverse tan deprisa como solía, los órganos internos deben continuar estando
sanos y con capacidad de proporcionar una rica y gratificante vejez.
Hay dos maneras de utilizar los métodos de curación chinos. El primero y
menos común es hacer uso del Qi a través de otra persona (normalmente un
doctor), que nos pone algo de esta sustancia asombrosa (o preferiblemente no
sustancia, ya que hablamos de energía eléctrica) en los puntos de menor
resistencia eléctrica denominados los meridianos de acupuntura. Estas pequeñas
entradas al cuerpo están situadas donde la energía puede penetrar y de esta
manera proporcionan a nuestro sistema alicaído el golpe necesario de energía.
Determinados puntos afectan a órganos específicos de manera que el Doctor es
capaz de utilizar el punto correcto para el órgano correcto.

La segunda manera es simplemente tratar varios puntos para originar más
cantidad de nuestra propia fuerza vital y dirigirla al meridiano correcto para curar el
órgano concreto. Podemos incrementar nuestro suministro de Qi a nuestro cuerpo
utilizando varios métodos de ejercicios como el Qigong o T’ai chi, o podemos
manipular nuestros propios puntos para estimular el Qi que ya tenemos.
De China nos ha llegado una preciosa perla, tan simple que frecuentemente se pasa
por alto. ¿Cuántas veces te has golpeado la pierna o el brazo e inmediatamente tu
mano frota el área afectada para aliviarla? Si intentas no tocar la zona,
permanecerá dolorida durante un tiempo. Basado en este origen se encuentra el
arte de autocuración del AUTOMASAJE CHINO, cuyo método es el siguiente.

Primeramente debes relajar completamente tus manos e imaginar que algo
como un flujo esta circulando a través de tus brazos hacia fuera de las yemas de
tus dedos en cada exhalación. Cuando levantes tus brazos para realizar el masaje,
intenta y usa solo esos músculos, que son los absolutamente necesarios para ese
trabajo. Los hombros no deben levantarse.
La lengua debe situarse sutilmente sobre la línea superior de los dientes, en
el paladar duro y la respiración debe ser regular, profunda, no forzada y a través de
la nariz. Los ojos pueden estar ligeramente cerrados y mirar levemente hacia
abajo.
Siéntate en la posición del loto o medio loto. Si esto es muy difícil, siéntate
solamente con las piernas cruzadas en una superficie blanda con la espalda en
vertical y la barbilla ligeramente metida.
Después de un corto periodo de meditación, despacio junta las manos y
frótalas para producir calor durante unos 10 segundos. Después sitúa los dedos
índice y corazón de cada mano sobre la frente.
Frota los dedos a través de la frente en la misma dirección durante unos diez
segundos, a continuación vuelve a situar las manos en las rodillas con un
movimiento circular y medita otra vez durante diez segundos, respira profunda y
suavemente. Luego junta y frota las manos otra vez y sitúa los mismos dedos sobre
cada ojo y frota suavemente unos diez segundos, cubriendo toda la parte de la
cuenca del ojo. Vuelve a poner las manos en las rodillas como antes.
Después de una meditación breve y de frotar las manos, vuelve a llevar las
manos hacia atrás, esta vez para frotar las orejas.
Los dedos de la mano derecha frotarán la oreja izquierda mientras los dedos
de la mano izquierda frotarán la oreja derecha. Incluida la parte justo debajo de la
oreja en la línea de la mandíbula.
Lleva los dedos a la misma posición y después de la habitual meditación y de
frotar las manos, las llevas atrás y frotas toda la nuca hacia la médula.
Frota las manos y repite todo el proceso incluyendo la boca, barbilla y
mejillas.
 Para masajear la cabeza, comenzamos a frotar las manos juntas y
después nos inclinamos hacia abajo para presionar los dedos contra el suelo
durante unos tres segundos.
Ahora lleva las yemas de los demos y da golpecitos en el cráneo
comenzando desde el centro y trabajando hacia los lados de la cabeza. Deberás
sentir una ligera molestia como si los golpecitos fueran un poco duros.
Para los dientes, cierra la mandíbula 36 veces. Con las manos en las rodillas
como antes, abre y cierra la boca con los dientes juntos 36 veces. Debes escuchar
el sonido un poco alto. Incluso llevando dentadura postiza realiza el masaje ya que
se activa los puntos vitales alrededor de la mandíbula. También es importante para
el correcto funcionamiento del intestino grueso.
Comienza frotando las manos y cerrando una de tus manos formando un
puño sin fuerza. Frota todo el brazo con una firme presión primero en el lado
exterior del brazo y después en el lado interior o lado blando.
Manteniendo el mismo puño y solo después de la meditación y de frotar,
sitúa ambos puños en el pecho y frota toda la zona del pecho con una presión
firme.
Con los mimos puños, los llevas alrededor de la espalda y frotas la zona del
riñón con la misma presión, pero no hundiendo los nudillos es esta zona, ya que es
bastante sensible.
Vuelve a situar las manos en las rodillas y repite la meditación y el frotar.
Esta vez sitúa la mano izquierda en la rodilla izquierda y utilizando el dedo gordo y
el índice de la mano derecha frota el punto de “la boca del dragón” o “IG4”. Justo
entre el dedo gordo y el dedo índice.
Repite este procedimiento para cada uno de tus dedos y frota toda la zona
de los dedos. Después completa cada fricción de cada dedo estrujando la yema de
cada dedo horizontalmente y verticalmente justo hasta el punto que duela. Finaliza
frotando la parte de atrás de la misma mano con el otro puño ligeramente cerrado.
Ligeramente golpea la parte inferior de los muslos y frota la parte superior con el
puño cerrado. Trabaja toda la pierna hacia abajo. Frota cada uno de los dedos de
los pies y estrújalos igual que las yemas de los dedos de la mano. Termina
cogiendo cada pie y suavemente sacude todo el pie. Mantén el pie relajado para
que pueda sacudirse.
Presiona toda la planta del pie con toda la presión que te sea posible
realizar, especialmente el punto conocido como “Riñón 1”.
Para completar el automasaje, sitúa cada uno de los puños en el pecho y toma aire.

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