Durante la práctica debe de existir una estrecha relación entre la
flexibilidad y la estabilidad, la respiración, la continuidad y la fluidez del
movimiento.
La perfecta armonía entre todos estos factores hacen resaltar los
beneficios del Tai Chi sobre la tonicidad y la motricidad.
Todos los movimientos son realizados de forma unificada, sin rupturas.
Los movimientos parten de la cintura en donde está situado el centro de
gravedad del cuerpo (la cintura: es el amo y el cuerpo: el criado).
La forma circular de los movimientos, la experiencia de la energía y su
dirección, interior y exterior, constituyen la base de este principio de
globalidad y unidad.
El ejercicio del Tai Chi ayuda progresivamente a sentir la unión entre
relajación y estabilidad en el movimiento.
En la práctica se aprende a guardar la energía que no es débil ni rígida.
Así el abatimiento, la crispación y la discontinuidad del gesto ceden poco a
poco a una armonía de gestos y posturas.
Este aspecto está relacionado en una regulación de la respiración que se
hace más profunda, lenta y regular.
Contribuye así mismo a un mejor empleo y a un control más consciente de
la energía.
Descubrir con la atención la relación entre la dirección del movimiento,
la flexibilidad y la respiración abdominal es el medio para alcanzar este
equilibrio tónico.
En el tratamiento de las personas disminuidas en el plano motor, el
aporte del Tai Chi puede ser muy beneficioso.
Dos aspectos importantes aparecen relacionados con este tema: la
globalidad del movimiento y las posturas ayudan a la persona a sentir una parte
del cuerpo en relación con su cuerpo entero, por otra parte la práctica
despierta una sensibilidad que contribuye a integrar la parte corporal
disminuida.
En el caso de lesiones perdurables y difíciles de sanar, los ejercicios
del Tai Chi pueden desarrollar una
percepción más unificada del cuerpo y a la vez contribuir a una mejoría.
Aspectos psicoterapéuticos: la inhibición del cuerpo puede expresar la
pena, la angustia, la desconfianza consigo mismo, etc.
La práctica del Tai Chi Chuan puede contribuir a remediar y favorecer
una armonización y una liberación progresiva del movimiento, de la respiración
y de la atención.
La práctica lleva a sentir la fluidez de los gestos, hallarse arraigado
a la tierra, descubrir la suavidad en la actividad que influye sobre la mente y
percibir cómo nos volvemos menos rígidos y más flexibles.
La conciencia de uno mismo en la acción, una mayor percepción del
espacio desarrolla a la vez una diferenciación y una unificación entre uno
mismo y el exterior, entre dentro y fuera.
La atención en la respiración permite que a poco a poco las imágenes y
los pensamientos se expresen sin que uno sea invadido por esa actividad
interior.
La práctica ayuda a percibir el movimiento de la energía interior, a
sentir y a contener la ola de la actividad mental y emocional sin huir y sin
luchar.
Desarrolla la capacidad de percibir las imágenes y los sentimientos
inconscientes que se corresponde también al principio de atención y de no
luchar que es la base del Tai Chi Chuan.
Comporta un beneficio terapéutico cuando uno lo practica con constancia.
Tradicionalmente se ha dicho que el Tai Chi Chuan favorece la
longevidad.
La práctica del movimiento y la circulación de la energía, la acumulación
del aliento en el abdomen producen un efecto regenerador.
El aliento interior es la fuerza vital. Por esto, cuando se dice que el
Tai Chi es beneficioso para la longevidad, significa no solamente que la práctica
contribuye a un mejoramiento y a una regeneración celular de todas las partes
de nuestro cuerpo, sino también que el aliento interno unificado proporciona
una salud vigorosa.
El efecto preventivo del Tai Chi Chuan. La práctica desarrolla
progresivamente un equilibrio interior entre el cuerpo y la mente.
Las energías dispersadas en el cuerpo provocan las enfermedades cuando
las mismas circulan de una forma desordenada y caótica.
El Tai Chi Chuan ayuda a sentir, a unificar y a guiar estas energías. La
medicina tradicional china atribuye las enfermedades a un desequilibrio entre
el Yin y el Yang, para remedarlo es necesario disminuir el exceso de uno y
evitar la insuficiencia del otro.
La armonía de la práctica aparece aquí en su dimensión psicosomática.
Favoreciendo este equilibrio y esta unificación interna, el Tai Chi
permite transformar la alternancia de tensión y depresión que uno se encuentra
en la vida cotidiana.
Reencontrar esta fuente de unidad que puede aportar el Tai Chi Chuan no
es un repliegue sobre la práctica misma, sino lo contrario, ofrece la
posibilidad de sentirse "vivo" para actuar con estabilidad y
confianza.
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