domingo, 31 de agosto de 2014
La Respiración como regulador.
El mejor sistema para regular las tensiones y controlar nuestras emociones lo tenemos dentro de nosotros mismos y lo practicamos, inconscientemente, a cada instante. Ese sistema es el respiratorio y según como controlemos su funcionamiento puede ayudarnos en diferentes situaciones. Por eso es fundamental comunicarnos bien con nuestro cuerpo y aprender las distintas técnicas que nos ayuden a descubrir el buen uso de la respiración. Por lo tanto hay que entender su mecánica y adecuarla según las distintas situaciones que afrontemos.
Respirar es salud, el oxígeno es un combustible importantísimo para el ser humano, siempre que inspire piense que está incorporando vitalidad y energía para su organismo. Por el contrario, cuando expire trate de tener la sensación que expulsa preocupaciones y toxinas que su cuerpo no necesita.
Nadie ignora que la respiración es fundamental para toda actividad vital, desde que nacemos dependemos de ella. Es el primer alimento necesario que necesitamos para vivir, es por eso que se debe colocar a la respiración en el lugar que se merece y como uno de los aspectos centrales a desarrollar en la práctica continua. Su buena utilización beneficia los pulmones, los músculos y el movimiento corporal. A eso, hay que sumarle que un buen control de la respiración permite tener una mente más despejada, más atenta y con mayor armonía en su aspecto emocional. Lamentablemente nos deberían enseñar a respirar bien desde pequeños, a utilizar nuestras fosas nasales y pulmones como corresponde, se evitarían muchos malos hábitos que nos afectan de adultos y se podrían prevenir muchas enfermedades que surgen al oxigenar mal el cuerpo y por ende debilitan nuestro sistema inmunológico.
Debemos entender bien el trabajo de nuestros pulmones, la mayoría de los músculos respiratorios se conectan a las vertebras cervicales, dorsales y lumbares; por lo tanto la utilización de una buena respiración ayuda a mejorar la salud de la columna vertebral y por intermedio de ésta se beneficia nuestro sistema nervioso.
Los chinos y los hindúes estudiaron que una respiración silenciosa, uniforme, lenta, suave y profunda proporcionan los medios ideales para estimular el fluir de las energías interiores de nuestro cuerpo. Existen muchas formas de practicarlo, pero sea cual sea la forma elegida el principio básico siempre será el mismo, el de la coordinación y el uso consciente de la respiración unida al movimiento del cuerpo. Saber inhalar cuando se toma fuerza y exhalar profundamente ante la acción del esfuerzo son las claves necesarias para un buen funcionamiento de del organismo y nuestras partes musculares para que nos ayuden a administrar la energía. Partiendo de esta raíz tendremos la base de un mejor control del desgaste físico y un mejor control de todo esfuerzo que realicemos.
El saber milenario oriental nos ha demostrado que una buena respiración permite una mejor relajación de los músculos del cuerpo. Un músculo más relajado tendrá más dinámica y velocidad en su movimiento que un músculo en estado máximo de tensión. Tampoco se habla de un músculo adormecido, lo que se intenta buscar es el mínimo de tensión necesaria para ejecutar bien las acciones. Con la práctica y el buen entrenamiento debemos lograr conocer nuestro estado ideal de tensión muscular. Estas son enseñanzas básicas que debemos aprender.
Experiencias científicas han constatado que una buena respiración controlada desde la mente influye de diversas maneras en el campo fisiológico produciendo distintas reacciones químicas a nivel celular que producen beneficios en la estructura muscular, en la optimización de la circulación de la sangre, en el aumento del caudal respiratorio, en la purificación del organismo y en la sensación de bienestar que se da a través de la unidad mente y cuerpo.
Es bien sabido que una mente despejada y relajada trabaja mucho mejor que una mente acelerada, la herramienta que tenemos para lograrlo es tomar conciencia de nuestro ritmo respiratorio y nuestra forma de respirar, ya que la respiración es la única función automática en la que podemos intervenir directamente imprimiéndole la profundidad y el ritmo que necesitamos. Una respiración consciente es un ejercicio que debemos practicar a diario, logrando que el cuerpo asimile ese hábito y vaya aumentando la capacidad pulmonar. La lentitud al respirar es clave para lograr los objetivos que estamos buscando.
Para ello debemos centrar nuestra respiración en la zona baja del abdomen, eso nos permitirá lograr una respiración más poderosa y profunda que mejorará nuestra vitalidad.
Este tipo de respiración es muy diferente a la respiración pectoral que con el tiempo termina siendo una respiración rápida y poco profunda que deriva en un desgaste de energía mucho más acelerado.
Practicar comenzando desde una respiración tranquila, suave, silenciosa y lenta por la nariz, sintiendo nuestros pulmones en acción, irá creando las bases necesarias para construír un cuerpo con mayor capacidad de energía y vitalidad.
Amici Formación en fitness y salud
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario