viernes, 10 de octubre de 2014

LOS TRES PILARES DEL TAI CHI CHUAN

LOS TRES PILARES DEL TAI CHI CHUAN

Como todos sabéis, cada uno de los movimientos de la forma que practicamos es una técnica marcial. A diferencia de las artes marciales externas, las aplicaciones del Tai Chi Chuan están
reforzadas por la potencia interna que vamos cultivando con la práctica. Su efectividad marcial es infravalorada por muchos, al ver los movimientos lentos y relajados de las formas. Pero lo que
muchos no saben es que, precisamente, a través de esta relajación consciente, el practicante logra liberar la potencia interna de modo contundente como una técnica marcial, cuando ha alcanzado un
gran cultivo del Chi y total dominio de la forma.Hay muchas personas que practican Tai Chi Chuan a las que no les interesa la dimensión marcial y, que incluso prescindirían de ella. Esto es respetable, pero prescindirían también de otros muchos beneficios que aporta la parte marcial, y no me estoy refiriendo solo a saber defenderse ante una agresión física, sino a otros beneficios a niveles internos. También nos encontramos con actitudes como esta: “yo es que soy muy pacífico...”, “no me gusta la violencia...”, “no me gusta pegar a nadie...” etc. Estas personas entienden el trabajo marcial como algo violento y agresivo e incluso pueden pensar que con la práctica marcial se volverán más violentos. Esto no tiene por que ser así. Incluso en las personas que parecen muy pacíficas en el exterior, en su interior pueden habitar muchas formas de violencia, agresividad contenida, rabia, rencor, envidias, celos, etc., que actúan como energías inconscientes, las cuales el trabajo marcial nos puede ayudar a canalizar. No veáis el aspecto marcial como algo violento o agresivo, sino más bien como un trabajo para mejorar el carácter, el autocontrol y la disciplina. Con el entrenamiento marcial cultivamos la fuerza de voluntad, la templanza de espíritu, la paciencia, la confianza en nosotros mismos. No sólo nos ayuda a defendernos de un ataque físico de un agresor, también nos ayuda a defendernos de otro tipo de ataques que sufrimos en el día a día de nuestra vida cotidiana.
Me refiero a muchas actitudes agresivas encubiertas que nos encontramos a menudo, aprendiendo a canalizar las fuerzas externas que nos bombardean; manteniendo la calma cuando nos
asaltan situaciones adversas, que se manifiestan de diversas formas, tales como las verbales y otras más sutiles, las emocionales. El entrenamiento marcial nos ayuda a ser más fluidos contra la
adversidad, a responder con más flexibilidad y recursos cuando llegan los problemas o la situación se pone tensa.

LOS TRES PILARES DEL TAI CHI CHUAN

Y por último, no hay que olvidarse de que el aspecto marcial también nos ayuda a nivel espiritual. Sí, no os extrañéis. Para aquellos buscadores espirituales (que se buscan a si mismos), que se acercan al Tai Chi Chuan buscando la verdad en el aspecto meditativo y filosófico de la práctica, hay que decirles que a veces, la verdad se nos revela de manera insospechada. Porque, al fin y al cabo el peor enemigo con el que tenemos que combatir no es más que uno mismo, el lado oscuro de nuestro ser. La verdadera batalla se libra en nuestro interior. El aspecto marcial nos prepara para mantener un estado de alerta continua para estar atentos a cuando saltan nuestros instintos primarios y tener el espíritu de no abandonarse, combatiendo las tendencias de nuestro ego. No podemos dejar que nuestras tendencias e inercias inconscientes, que las distintas formas del ego, se conviertan en entidades que nos condicionan durante toda nuestra vida. El trabajo marcial nos ayuda a desarrollar la fuerza y el coraje para enfrentarnos con estas tendencias y erradicarlas. Sólo si trascendemos estas tendencias, si trascendemos el ego, lograremos un alto nivel espiritual. Lograremos el verdadero conocimiento de nosotros mismos, de nuestro verdadero ser. No olvidemos que muchos maestros
marciales lograron la iluminación.
Por ello, una vez más, no prescindamos del trabajo marcial. El Tai Chi Chuan se sustenta sobre tres pilares, y si prescindimos de uno de ellos, nunca alcanzaremos el grado de maestría y por supuesto, nos estaremos perdiendo muchos de sus beneficios.
José Manuel Gómez

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