domingo, 5 de octubre de 2014

Cuentos clásicos orientales,Historia del “criado príncipe”


Cuentos clásicos orientales,Historia del “criado príncipe”

En Zhou vivía un hombre de gran fortuna llamado Yin. Sus criados y asalariados trabajaban día y noche, sin un momento de respiro. Tenía Yin un viejo criado al que, aunque casi agotado, exijía labores muy pesadas. Por el día el viejo realizaba jadeante sus tareas; por la noche, dormía profundamente. Liberando su espíritu, soñaba todas las noches que era soberano de un Estado, situado por encima de todo el pueblo. Era él quien dirigía los asuntos del gobierno. Se paseaba tranquilamente por su palacio y su felicidad era inmensa. Al despertar, volvía a ser un criado.
En cierta ocasión, alguien, apiadado de sus penalidades, quiso consolarle. El viejo criado le rebatió: “La vida del hombre, aunque viva cien años, siempre está repartida en días y noches. Por el día, soy un criado y es cierto que mi suerte es amarga. Pero durante las noches soy señor de un Estado y mi felicidad no tiene límites. ¿Tengo motivo para quejarme?”.
Yin, por su parte, estaba agobiado por las preocupaciones derivadas de sus relaciones sociales y la administración de su fortuna, su mente y su cuerpo agotados. Todas las noches soñaba que era un criado: debía multiplicarse para poder realizar toda clase de trabajos; le llovían toda clase de insultos y golpes. Mientras dormía no paraba de gemir y jadear; sólo encontraba descanso al llegar la mañana.
Un día, Yin fue a consultar sus cuitas con su amigo. El amigo le dijo: “Tu gozas de una respetable posición y posees sobradas riquezas; te encuentras en una situación mucho mejor que los demás. El que por las noches sueñes que eres un criado es algo completamente natural, pues penas y alegrías deben alternarse. ¡Cómo puedes pretender que la vigilia y el sueño sean idénticos!”.
Habiendo oído a su amigo, Yin aligeró el trabajo de sus criados, redujo sus propios asuntos, fuente de preocupaciones, y así su malestar diminuyó.☯
Del texto El libro de la perfecta vacuidad escrito por Lie Zi

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